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Las intervenciones arqueólogicas de Oiasso objeto de estudio

Las intervenciones seleccionadas para formar parte de este trabajo son aquellas donde se han registrado algún tipo de marca en sus materiales cerámicos. Proceden de intervenciones de distinta envergadura; sondeos arqueológicos (calle Beraketa) y excavaciones en área (puerto de la calle Santiago y de la calle Tadeo Murgia, las termas de Beraketa, horrea de la calle Bidasoa y plaza San Juan–Echandia). 

Sigla Intervención arqueológica Año Dirección científica
1 JU-S Plaza de Santa María del Junkal 1969-1970 J. Rodríguez Salís y J.L. Tobie
2 CSI92 Puerto de la calle Santiago 1992 M. Urteaga
3 STF93 Solar de Santifer 1992 M. Urteaga
4 BEI97 Calle Beraketa 1997 M. Guereñu
5 SAN96 y TMI98 Muelle de Tadeo Murgia 1996-1998 M. Guereñu/ M. Urteaga
6 MOI02 Termas Beraketa 2002 M. Guereñu/ M. Urteaga
7 IBI08 Calle Santiago 55- 59 y Bidasoa 3 2008 M. Urteaga/ P. Alkain
8 PSJ10y PSJ12 Plaza San Juan y Jenaro Echandía 2010 y 2012 M. Urteaga/ P. Alkain


También se han añadido aquellas marcas procedentes de estudios anteriores como por ejemplo los de la plaza del Juncal.

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Intervenciones arqueológicas.

PLAZA DEL JUNKAL (JU-S)

Con motivo de una reordenación urbana realizada por el Ayuntamiento de Irun en la plaza del Junkal entre los años 1969 y 1970, se llevaron a cabo una serie de trabajos arqueológicos, identificándose la muralla moderna que defendía esta villa de los ataques franceses y una serie de rellenos que cubrían la zona. En estos últimos, se pudo recuperar una serie de testimonios romanos de importancia, cientos de fragmentos cerámicos, de vidrio, material de construcción y monedas. 

El estudio de estos materiales nos presenta una secuencia cronológica entre mediados del siglo I a.C. y primera mitad del siglo II d.C. (Sáenz Preciado 1992: 75).

MUELLE-VARADERO DE LA CALLE SANTIAGO (CSI92)

Como apuntan Urteaga y Arce (2011: 207), como consecuencia de las obras de saneamiento en la calle Santiago de Irun en el año 1992. El equipo de arqueólogos de Arkeolan planteó la realización de una serie de sondeos de urgencia para evaluar el potencial arqueológico de la zona. Como consecuencia de los mismos se puso al descubierto los primeros testimonios del puerto romano de Oiasso. El área de intervención se limitó a una superficie de 50 m por 4 m, coincidiendo con la ocupación del colector y que afectaba a los depósitos arqueológicos. Se pudo determinar tres áreas funcionales dispuestas siguiendo el eje mayor de la excavación y una estratigrafía ordenada en dos niveles de ocupación, con sus correspondientes sedimentos; el muelle-varadero se sitúa en el extremo meridional, el más cercano a la iglesia parroquial; en el extremo opuesto, una zona de almacenes y, en medio de estos dos espacios, un dominio de juncales (Urteaga 2008b: 321 y ss.).

Estos espacios presentan una secuencia cronológica comprendida entre los siglos I d.C. hasta III d.C. Las evidencias arqueológicas, además de criterios tipológicos y análisis dendrocronológicos permiten situar la construcción del varadero entre los años 70 d.C. y 95 d.C., estimándose las mismas fechas para la fundación del muelle; de hecho, al arrimo del muelle se depositaron ajuares cronológicos durante todo el siglo II d.C. y comienzos del siglo III d.C., que cubrieron el varadero. En las zonas de almacenes, el marco temporal se establece entre los años 70 d.C. y 114 d.C. En este sector no se han reconocido ajuares posteriores al siglo II d.C. (Urteaga 2006: 96).

Muelle-varadero de la calle Santiago (Foto: Fundación Arkeolan)

SOLAR DE SANTIFER (STF93)

La intervención arqueológica en este espacio vino ocasionada por la construcción de la comisaría de la Ertzaintza; llevándose a cabo los sondeos en tres bandas. Los dos primeros permitieron constatar una intervención moderna de aterrazamiento, durante la construcción del complejo de Santifer en el siglo XX. Bajo los vertidos modernos, a una profundidad de 2,10 m, se registraron los característicos depósitos romanos portuarios: lodos con abundantes materiales arqueológicos (Urteaga y Arce 2011: 208).

 

CALLE BERAKETA (BEI97)

En el año 1997, dentro de los Cursos de Formación en Arqueología y Dendrocronología, organizados por Arkeolan con el apoyo de Adebisa y la delegación de cultura del Ayuntamiento de Irun, se llevó a cabo una intervención arqueológica

La intervención arqueológica se desarrolló sobre una superficie de unos 40 m2. Tras la eliminación de una serie de niveles documentados a principios del siglo XX, se puso al descubierto una serie de contextos de cronología romana, localizándose parte de una estructura y el derrumbe de la misma, como apuntan Urteaga y Arce (2011: 102) orientados según los puntos cardinales. Como hallazgos destacables una moneda de Augusto acuñada en la colonia Victrix Iulia Celsa(Velilla del Ebro), datada entre los años 12 al 6 a.C. (Urteaga 1997b: 6), así como una serie de piezas de hierro, insertadas dentro del mismo marco cronológico. Estos objetos se localizaron en el interior de un hueco excavado en el terreno natural arcilloso. Además de numerosas tachuelas concrecionadas y adheridas, destacan dos objetos de hierro identificados, tras su restauración, como útiles de un herrero. Estas evidencias materiales junto a la gran cantidad de escorias de forja registradas hacen pensar que esta zona se situaría en la órbita de influencia de un herrero, actividad pujante en el asentamiento de Oiasso, que se explicaría por la riqueza de minerales de hierro de las inmediaciones (Urteaga y Arce 2011: 102). La cronología propuesta corresponde a los siglos I d.C. y II d.C.

MUELLE DE TADEO MURGIA (SAN 96 y TMI98)

La intervención arqueológica se llevó a cabo en el año 1998, en un espacio de 25 x 13 m. Previamente en el año 1996, se habían realizado varios sondeos en el solar que permitieron reconocer una estructura de madera en un ambiente portuario de cronología altoimperial. Como indica Urteaga (2006a: 94; 2008b: 325-326), tras la excavación en área se comprobó que correspondía a un muelle de atraque resuelto mediante cuatro gradas, con zócalo de piedra y huella de madera; también se constató la existencia de almacenes asociados.

La cronología abarca los siglos I d.C. y II d.C. Urteaga (2008b:326) dice que, teniendo en cuenta las evidencias arqueológicas y los resultados de los estudios detallados sobre el comportamiento geomorfológico del dominio del estuario asociado al área de excavación, propone que la fundación del muelle se fecha entre los años 70 d.C. y 120 d.C., y que la actividad se prolongó a lo largo del siglo II d.C., sin que se hayan identificado indicadores posteriores, por lo que se supone que se produjo su abandono en esas fechas.

Muelle de atraque de Tadeo Murgia (Foto: Fundación Arkeolan)

TERMAS BERAKETA (MOI 02)

Los antecedentes a la intervención de las termas de Beraketa se encuentran en las obras en el solar del nº 28 de la avenida de Salís, efectuado en el año 1994, y donde se pusieron al descubierto una serie de testimonios inequívocos como ladrillos y arcillas enrojecidos por el fuego, que fueron interpretadas como un posible horno romano (Gereñu et alii 1997: 475). Estos resultados permitieron plantear una campaña de sondeos para evaluar el potencial arqueológico del solar colindante, en la parte trasera de las antiguas escuelas del Junkal, en 1996. Dando como resultado que la zona central del solar conservaba importantes restos de época romana, entre los que destaca un zona de opus spicatum, así como un tramo de muro absidado con restos de mortero hidráulico; considerándose estos restos como una de las piscinas de los baños públicos. Años después, en 2002, con motivo de la construcción de las obras de acondicionamiento del Museo romano de Oiasso, fue necesaria la intervención arqueológica para confirmar el planteamiento establecido en 1996. Se reconocieron tres dependencias que se identificaron con distintas estancias de los baños públicos del asentamiento romano.


Tras lo cual se programó la excavación en área de todo el solar. El complejo termal consta de una gran estancia absidada de ambiente frío de unos 84 m2 con un pavimento en opus spicatum, que conserva sumidero y canal de desagüe. Además, cuenta con tres dependencias calefactadas, que aunque no están completas, han conservado la infraestructura necesaria para la circulación del aire. Se han registrado también tres estancias asociadas al complejo termal de unos 20 m2 cada una, que se abren hacia el espacio abierto, probablemente una palestra (Urteaga y Arce 2011: 210).

Su cronología abarca los siglos I d.C.-IV d.C. Como bien indica Urteaga (2017: en prensa) la horquilla cronológica de inicio del complejo termal se puede situar en los años posteriores al año 70 d.C. y se cierra con anterioridad a los años 100 d.C.-150 d.C., permaneciendo en uso hasta el siglo IV d.C. como sugiere el conjunto de monedas bajoimperiales recuperadas.


Complejo termal de Beraketa (Foto: Fundación Arkeolan)

CALLE SANTIAGO 55,57 y 59 y BIDASOA 3 (IBI08)


Los antecedentes a la intervención de la calle Santiago 55, 57 y 59 y Bidasoa 3 provienen del proyecto de construcción de viviendas y un sótano de dos alturas en este emplazamiento. Los trabajos se llevaron a cabo durante el mes de enero del 2008, planteándose una serie de sondeos de evaluación. El resultado fue la localización de un área extensa de ocupación romana entre los siglos I d.C. y II d.C., limitándose en una extensión de 800 m2 y 1 m de potencia (Urteaga et alii 2009: 4). Durante los meses de agosto del año 2008 y septiembre del año 2009 se llevó a cabo la intervención arqueológica en un espacio de 1000 m2 de excavación en el solar situado en la esquina entre las calles Santiago y Bidasoa, donde lo más destacable fue el registro de un complejo de edificios destinados al almacenamiento de mercancías, situados en las inmediaciones del estuario, de cuyas aguas se defendía mediante muros de contención, pero sin la existencia de muelles o de instalaciones portuarias (Urteaga y Arce 2011: 214).

El edificio mejor conservado era un horreum de unos 14 m de ancho, registrándose las cimentaciones de los cierres laterales de piedra, con 75 cm de ancho y aparejados en seco. Aunque se desconocen las medidas exactas, debido a que había desaparecido el cierre norte y el sur se situaba fuera de los límites de la intervención arqueológica, se documentó un tramo de 18 m de longitud que permite vislumbrar una construcción de planta rectangular y con orientación norte-sur (Urteaga y Alkain 2010: 8; Urteaga y Arce 2011: 214). En el interior del edificio y centrados respecto al eje longitudinal del mismo, se registraron dos filas paralelas de hoyos cuadrangulares, con unas medidas medias de 1 m de ancho y 50 cm de profundidad, y colmatados por piedras más o menos ordenadas en distintos niveles, estando el último de ellos mejor asentado y sobresaliendo con respecto a la rasante; cinco hoyos en una alineación y cuatro, en la otra. Entre las líneas de hoyos, dispuestos de forma longitudinal y paralelos, se identificaron los restos de tres muros, aparejados en seco, de reducida sección y apenas conservaban las tres hiladas de piedras, conservándose una longitud máxima de 12 m; el otro de 9 m y el más pequeño 2 m. Se ha interpretado como un espacio de almacenaje mínimo de 210 m2, dividido en tres crujías o naves de 4 m de ancho.



Junto al cierre este del edificio del horreum se registraron unas dependencias rectangulares, colocadas en batería y perpendiculares, y que conservaban una hilada de sus cierres de piedra. Las dimensiones aproximadas de estos espacios eran de 10 x 5 m, constituyéndose un espacio útil de 50 m2.

La cronología se sitúa a lo largo de los siglos I d.C. y II d.C. Con los datos disponibles, la cronología de la ocupación del yacimiento se ha establecido desde el cambio de Era hasta el siglo II d.C. Alkain (2009-2010: 29) apunta que: “tomando como referencia cronológica la datación de las sigillatas itálicas y las lucernas de “cabeza de ave”, reconocidas en los niveles iniciales del yacimiento y anteriores a la construcción de los horrea, la abundante sigillata sudgálica cuya presencia en Oiasso no parece superar el reinado de Nerón, y los modelos de sigillata hispánica recuperados, puede plantearse que el establecimiento y ocupación de los almacenes descubiertos transcurra durante las dinastías Julio-Claudia y Flavia.”


Intervención arqueológica de la calle Santiago 55, 57 y 59 y Bidasoa 3 (Foto: Fundación Arkeolan)

PLAZAS SAN JUAN Y JENARO ECHANDÍA (PSJ10 Y PSJ12)

Tal y como se recoge en el proyecto elaborado por Urteaga en el año 2009, en los últimos años se habían propuesto para este espacio, plazas san Juan y Jenaro Echandia, zona emblemática de la ciudad, una serie de soluciones urbanísticas con la intención de mejorar su aspecto y articulación urbana. El equipo ENSANJUAN 2 del Estudio de Arquitectura Uzcanga Arquitectos, SL., ganador del concurso, redactó un plan para la construcción de un aparcamiento subterráneo, la sede de la Biblioteca Municipal, un auditorio y un hotel.

Según Alkain (2011: memoria inédita), la serie estratigráfica registrada se ordenaba en cuatro etapas que completaban la zona alta de la plaza san Juan. Todo ello concierta un espacio en el que los descubrimientos de mayor identidad se situaban en la zona central de la rotonda, localizándose los sedimentos romanos en grandes bolsadas, identificándose con huellas de intervención en las arcillas y gravas del terreno natural (pozos, habitáculos subterráneos, hondonadas colmatadas por rellenos, etc.). Sobre estos contextos se sobrevenían de forma fraccionaria los sedimentos de época medieval, y elementos de valor descontextualizados (localización de restos de telares modernos); por último, los testimonios de época contemporánea asociados a las edificaciones derribadas, en el entorno de la plaza san Juan y calle Iglesia.

En suma, la intervención realizada en la zona alta de la plaza de san Juan ha permitido el registro de una interesante estratigrafía de época romana contextualizada en torno al siglo I d.C. Los depósitos se conservaban por debajo de los niveles de ocupación de los edificios con fachada a la calle Iglesia, habiéndose identificado una serie de hoyos y hondonadas artificiales efectuadas en el terreno natural. También se comprobó que los edificios con fachada a la plaza san Juan habían tenido una ocupación en sótano provocando la desaparición, en caso de haber existido, de todos los testimonios de época romana y medieval. Como apuntan los investigadores, la parcialidad de los restos se debe en parte a la eliminación de los sedimentos arqueológicos durante el proceso de obra sin control arqueológico.

La segunda fase, desarrollada entre los meses de abril y julio de 2012, fue producto de la intervención en el entorno de las plazas san Juan y Jenaro Echandía, concretamente a la zona denominada Bixera. A efectos arqueológicos, la nueva operación urbanística suponía la excavación del subsuelo en una importante superficie para la explanación del lugar y la construcción de un espacio ajardinado suavizando de esta manera la diferencia de cota entre la parte baja de la Bixera o Avenida de Navarra y la calle Iglesia. Por ello los objetivos de la intervención arqueológica, a la vista de los resultados arqueológicos de 2010, se centraron en la identificación de los sedimentos arqueológicos asociados a las distintas ocupaciones del espacio, con especial interés en los testimonios de época romana y medieval.

En la zona alta de la Bixera a pesar de los distintos movimientos de tierras sufridos en época contemporánea, y como único elemento bien contextualizado, se registró un sótano asociado a un antiguo edificio del siglo I d.C., probablemente rellenado a finales del mismo siglo con material procedente de la escombrera o vertedero, que conservaba siete estacas de madera hincadas verticalmente en el extremo Suroeste del hoyo y que se han interpretado como parte de la sujeción del suelo de madera que tendría el sótano (Alkain 2012: 28). Los investigadores proponen que la despensa, al situarse en el interior de una vivienda, tendría un techo de madera que a su vez funcionaría como suelo de la misma. En uno de sus extremos el sótano tendría una trampilla o tapa móvil por la que acceder a la cámara subterránea.

Teniendo en cuenta que en 2010 se localizó otro hoyo de características similares, con la misma orientación, se plantea la existencia en este espacio de una serie de viviendas con sótanos o despensas que desaparecieron a finales del siglo I d.C.

Vista general de la intervención en la plaza San Juan. (Foto: Fundación Arkeolan)
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